miércoles, 8 de junio de 2016

La historia del Mudo

Para el único amigo que cuando quiere jugar fut con la raza, está obligado a ir pedo.


Le llamaban "Mudo"porque el día que lo conocieron -que fue en una peda- el vato no habló hasta que se puso bien burro y soltó una frase bastante agresiva: estaba sentado, se levantaba y gritaba: "¡Cómo me ronca la verga!" y después se desparramaba de nuevo.

Era una calle de no más de 3 cuadras mayormente habitada por parejas de edad avanzada y ahí, en uno de los únicos dos departamentos de la calle, estaba instalado este grupo de amigos fiesteros y borrachos que algún vecino, en alguna ocasión contando sus aventuras de juventud, comentó que él los entendía y que o se les quería o se les odiaba mucho, que eran una horda increíblemente bien estructurada o un carnaval que nunca termina, pero quizá solo él los toleraba, el resto se manejaba entre quejas con la polícia o con quienes les alquilaban el departamento. El otro departamento estaba desocupado.

Para mediados del 2008 llegó a vivir el Mudo al departamento que estaba desocupado y junto al depa de los desmadrosos. A la semana de vivir ahí le hacen la invitación para pistear y él solo asintió con la chompa. Llegó con un 24, saludó de mano y sin hablar, agarró silla y se dedicó a inflar; así fue gradualmente descomponiéndose hasta que comenzó a coquetear a miradas con una chica que llegó ya entrada la madrugada. La chica, ya en confianza, invitaba al Mudo a bailar: "¡Sobres Mudo, vamos a bailar!", pero este we solo la miraba. En un momento ella le pide a uno de los inquilinos que le preste la habitación para cambiarse de blusa porque se tenía que ir a otra fiesta y la que llevaba puesta ya apestaba a cenicero. La morra se dirigió al cuarto, pero no se dio cuenta que el Mudo se fue detrás de ella; en esos chingados instantes que alguien dice una pendejada o se avienta una frase matona, es cuando la música se detiene y todos escuchan, tal cual pinche Chavo del 8; acá cuando cesó la música de pronto se escuchó esta breve conversación.

- ¿Por qué andas en trusa Mudo?
- ¡La traigo bien parada!

Ahí continuó la música, pero supieron que el Mudo no era mudo.

La creencia general sobre las únicas gracias del Mudo era que solo pisteaba como campeón, cocinaba muy chingón y era bien pambolero; si bien desconocían su pasado y en la actualidad era sabido que en la espalda, en lugar del apellido, debía traer un letrero que dijera: "¡Precaución! Doble semi remolque", se le reconocía que a la pelota le pegaba con un tubo.

Por terrible que sea nuestra pericia con el juego, todos tenemos una anécdota panadera; algunos tienen historias muy riatas, relatos de un show del Du Soleil que jamás volvió a verse, regresos de antología, trifulcas por severos guadañazos o miradas feitas, por una metida de ahogador que obvio el rival no tiene cara para decirle al árbitro que Fulano le embocó el dedo en el sin esquinas, así que a la primera que le sea posible le tatúa el codo en la cara y se pudre todo.

Un cuadro sagrado de esta pasión es el vato contando bañado y la flota pegándole con Tokio a las de vidrio, aunque hoy es más común la presentación en lata, no sé si porque algún virus sustentable se apoderó de nosotros los feligreses de la bironga, nos gusta pegarle a la mamada o qué chingados, pero es así; el caso es que estás inflando -a veces con una carnucha- y empieza el cotorreo de cuando fuimos Maradona (Messi para los nacidos del 94 para acá).

El Mudo no se mamaba con sus vivencias, hasta eso solo compartía que hubo un tiempo en que no tenía la cangurera tan desarrollada y se movía más que los trafitambos, por lo cual uno a huevo dice: "lo voy a invitar al pinche Mudo a ver si muy riata".

Les metimos todo la chaira con un pinche juegazo del Mudo.

Esta vida y sus misterios, aunque creo que la mayoría tiene respuesta y comúnmente muy pendeja. Este señor no era visor ni una chingada solo le gustaba ver futbol; tan no tenía ni madre que hacer que los domingos se iba desde las 7:30 al Uro y se pasaba todo el pinche día ahí viendo cuantos partidos pudiera.

Nos tenía observados porque después de lo ocurrido ese día con el Mudo, se acercó a ofrecernos un patrocinio -que en realidad consistía en 4kg de carne y 4 coquenas de 2 lts x partido- para los uniformes y comenzó a seguirnos obviamente por interés.

Los 3 partidos posteriores el Mudo a uno no fue y los otros dos dio tristeza, y el ñor se acercaba y le preguntaba que qué le pasaba, pero el Mudo solo encogía los hombros diciéndole que no sabía qué chingados pasaba. Al cuarto partido volvió a jugar de la chingada y entonces el ruco se acercó a preguntarme qué mierda pasaba con el Mudo, porque además de que ya estaba poniendo el patrocinio, nos pegaban una chinga sabrosa por juego.

- ¿Qué le pasa a ese muchacho?
- ¿A quién?
- Al central de ustedes.
- ¿Por?
- Hace unas semanas me sorprendió un jugador como él en su equipo. ¡Le ganaron al líder!
- ¡Ah, sí! Dio un juegazo.
- ¡Claro! Pero estos 4 últimos a uno no vino y los otros jugó de la chingada.
- El primero estaba de viaje, por eso no vino.
- ¿Y los otros?
- El segundo estaba enfermo del estómago, el tercero de la garganta y pues anoche estuvo estudiando, de hecho no iba a venir.
- Pero si estuvo tan enfermo ¿por qué vino?
- Yo no dije "tan enfermo".
- Entonces por qué le afectó tanto.
- La enfermedad no.
- ¿Entonces?
- El pedo es que no podía pistear.
- ¿Eh?
_______________________________________________________________________

Arrancamos tempra la peda, tipo 17 horas y ahí le dije a este we: "Mañana jugamos a las 8 ¿quieres jugar?", y el vato bien verga me dice: "A huevo! De hecho viene un primo que la arma chingos."

Realmente jugábamos por juntar a la bandita a hacer algo más que engrosársela a lxs vecinxs. Nunca sabremos si el orden de los factores alteró el producto porque capaz que si al Mudo lo cotorreábamos primero por el fucho, el vato no se juntara a inflar, o capaz que sería tajante y nos diría que no mamáramos y lo invitáramos a pistear y no a actividades que a estas alturas y en nuestras condiciones solo expongan nuestra integridad física.

Avanzaba la reunión y veíamos cómo se iba destruyendo el Mudo. Llegó el momento que descartamos su participación por su evidente estado etílico -condición tan perceptible en todo ser humano cuando el rostro se configura lo más parecido posible al del superhéroe cuya poder radica en el consumo de espinacas; así es, ya cuando pones cara de Popeye es muy probable que andes hasta el tronco-; para quienes no ubiquen al personaje o no encuentren relación, cara de Popeye es cuando ya para decir cualquier cosa, reírse o esforzarse por disimular la peda y hacer creer que estamos atentos a lo que se conversa, tenemos un ojo cerrado -y no es albur- y miramos de ladito. Desglosando un toque más estas cualidades borrachas, la cara la podemos reforzar con un andar de caballito de Antonio Aguilar y entonces sí ya estamos en víspera de que nos cargue el big chóstomo; se puede acompañar con hipo, pláticas repetititvas, prender los cigarros por el filtro, y un chingo más de cosas, pero no estamos con distintivos de un 25, sino con que todo nos gritaba que el Mudo, en cualquier instante, nos mandaba al chori.

A las 6am el we le dio fondo a una lata que no hacía ni 3 minutos que había arribado a sus manos, todavía se zumbó las babitas con cheve que a huevo quedan en el pico de la lata, se levantó de la silla, se golpeó en el pecho para ayudar al pequeño gran eructo a nacer, se sacó la truca de entre las nancys, y cuando todos esperaban su tradicional frase, dijo: "Bueno, deja me cambio y nos vamos a la verga".

Para las 7am ya todos muy bien uniformados y este vato con otra cheve, dudábamos de siquiera llevarlo. Llegamos a la pinche cancha con 15 minutos para trotar un poco; cuando el árbitro pitó para que nos acomodáramos y arranquemos, éramos 6 -jugábamos fut 7- y el arquero venía corriendo, es decir, a huevo iba a jugar el pinche Mudo porque no nos completábamos; no era por ojetes o desconfianza con este we en la cancha y su primo, pero el muy zángano ya estaba más allá de la cara de Popeye, parecía pinche cuadro de Picasso.

Para terminar de embarrarla, el equipo era garantía de triunfo para cualquier rival y encima era contra el líder del torneo que puto equipo eran puros morros de no más de 18 años, lo que quiere decir que pueden llegar pedos, en vivo, deslechados, y van a correr igual.

- ¡Voy de central!- dijo el Mudo. - Mi primo en la nos hace... ¡hip!... paro - ¡Uta! ¡Ahora cuidar que este nalga no se vomite!
El Ahijado al arco, Coyote por izquierda, Mudo de central, Twinky por derecha, Carnie medio por derecha, Primo medio por izquierda, y yo estorbando arriba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario