Los nervios ante unas dudas, ¿me cuelgo la etiqueta de caballero? o ¿me lleno de palabras y gestos que satisfagan mi ego?
Partimos en un embriagado romance, nos reconocimos por la madrugada y aunque no lo imaginé, por la mañana estaba seguro de mi primera opción.
Ya dibujaba escenarios procurándote todo, más tuve que volver a esta realidad; hubiera preferido un desayuno que aquel golpeo de chorro y tronido inoportuno.
gatts