viernes, 10 de septiembre de 2010

Asombro

A decir verdad, ¿cuánto puede ser medido
de una persona en un gesto?
¿cómo esa persona decide mostrarse
tras breves descripciones y una
diversidad de escuetos relatos?

¿Qué etiqueta alcanza pugnando
en pro de una posición que anhela?
¿Qué imágenes desarrolla o qué fuego
alimenta disponiendo de una tenue
semblanza que sorprende envuelta
en reiterativas peroratas?

Una sonrisa asombrosa, una voluntad
de igual magnitud;
un cálido temple firme y ávido,
es una opción viable y que es mostrada
a todos estos cuestionamientos,
como respuesta y único recurso,
cuyo efecto puede no cubrir el mundo
como pretende más sí como aliento y certeza.




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El frío

Este clima que yace en extremos,
me ofrece un calor intenso
semejante a una memorable tarde tan llena
de impetu y sorpresa, como llena de
fallas y memoria;
pero quiero enfocarme en el frío,
ese frío seco que hace posible
la conversación entre mis manos,
que denuncia el espacio donde
encajas a la perfección y que
se compara con mis nervios expuestos y
evidenciados por la inquietud de mis piernas;
y aunque viajan por mi rostro y brazos las gotas
más eternas de sudor, te juro que son gotas gélidas.

El adictivo magenta de tus labios
que cada flor de buganvilia me aproxima,
y esta suave fragancia a ciruelo que juntos
generamos, proyectan el sentido del mundo,
sentido que con el roce de nuestras manos pactamos.

Y lo que con miradas decimos,
y en suspiros ahogamos,
dibujan el cielo del sueño
que cobra vida en cada beso que nos damos.




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Caminos descendientes

De jardín en jardín
se descuelgan relatos
de austera apariencia, más de alta sincronía
para considerarse como tales.

Relatos de enseñanzas,
relatos de aprendizajes,
de jornadas complejas,
de jornadas plácidas.

De entre los jardínes
descienden alegrías,
desacuerdos, incomprensiones,
tragedias, alivios, resignaciones.

Se descuelgan aceptaciones,
rechazos, tácticas elaboradas,
improvisados detalles,
promesas de trascendencia.

Los senderos conectan las tramas
que el desgaste de la ciudad permite;
la lluvia limpia esta pizarra
para nuevos planteamientos.

Los caminos que descienden
se disuelven en la intensidad de sus reflexiones,
ascienden en los destellos de luz
que la renovación elige.




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Preludio: Milagro

Cuando llueve, esta sierra me refleja algo nuevo, algo inédito.
Eres un único pensamiento, un pensamiento único,
fresco a todo momento;
trato con su forma de cada instante,
con el respaldo de su intensidad que conozco,
y con la sorpresa que algo nuevo ofrece.

Las jacarandas se reconocen y se llaman a gritos,
hilvanan melodías que sugieren tus pasos,
iluminados para la oscuridad de lo que observo y
para este pabellón en donde ocurren.

Los flamboyanes evocan tu sonrisa
en un alegre vaiven que se teje por entre
sus ramas y cobra vida en su inigualable anaranjado matiz.

Acudo a tu imagen de vez en vez
por atender a esta superstición,
y siempre algo te aproxima
cuando más tenue te muestras.

Hay arrebatos, enseñanzas, sonrisas,
discuciones, atenciones siempre interesantes,
todas ellas las busco procurando que muestren tu cara.




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Preludio: Tristeza

Cuando se baña la montaña es fresco el tiempo,
es fresca su imagen; no hay detalles ocultos.

La tranquilidad es hoy una sátira,
es el relato nuestro para los sueños de nuestos niños.

Los bélicos aires que emanan de
las entrañas de este lugar;
de este lugar hace no mucho
era la fachada ideal forjada de limpias veredas
y cálidas costumbres, y hoy son senderos carmesí que
acarrean engaños, tiranía, lamentos, inocencia y más.

Tal parece que no importa
lo que se fomente, sino lo que de ella pueda obtenerse,
o sea cúmulos de fervientes intenciones,
enmudecidas por la voluntad delictiva,
opresora y permitida.




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Herramientas políticas

Al menos en mi tierra prevalecen las herramientas políticas,
ahora así las entiendo cuando tiempo atrás significaba
una ilusión, la manipulación de una devoción y sueños propios.
Ahora se torna complicada pues juegan con las garantías que
un adulto persigue para negociar la devoción por el rendimiento
de un menor.
Se sujeta de la promesa de seguridad, cuando sólo existe
la seguridad de la igualdad, es decir, todo se queda igual.




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Burocracia

Todos o al menos la mayoría, o algunos, no sé;
tenemos nombre y apellido, pero un verdadero vínculo
de amistad sabe ambos y se dirige por el primero,
el resto enumera por el reflejo de la hipocresía
expuesta mayormente en el supuesto gusto
de vernos nuevamente.




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El brillo de ciertas mañanas

Un horizonte sumergido entre nubes grises
o dispersas en horas triviales;
montones de pensamientos que siguen un curso hasta
donde convergen y deben alinearse a una prioridad.

La inconformidad siempre en prisa,
el hastío y su inconfundible desgana;
la voz de la igualdad absurda,
la sonrísa de la expectativa y sus intentos.

Esperando acontecimientos inéditos para
el amarillismo y tan cotidianos para
la vitalidad de interminables suspiros
y desvanecer la agonía de algunos latidos.

Los turbios escenarios del desgaste diario,
los enigmáticos pendientes indescifrables
para la saturación y contaminación mental
y las brevedades que son disponibles.

Las tormentas de frustración e incomprensión,
el dejo de distracción ligado a la ignorada fortuna,
resuelto todo por el brillo de ciertas mañanas
o de todas y cada una.

Sus trayectos, su calidez y precisión,
la pausa que no todos gozan,
los conflictos desatados en la inhóspita
demencia que proveen las cavilaciones
irracionales ávidas de paridad incongruente,
desplazada y disuelta al toque de un andar,
de un detener, de una aproximación,
de un alejamiento, de un ceder, de un recibir.




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Mayo 17

Los domingos resultan ser de trámite,
llenos de desidia y de planes;
frustrantes para tantos ya que
justamente esos días cesa mucho.

La algarabía suele enfocarse en lapsos de dos horas
y con un recurrente desborde;
otra manifestación de la devoción
se consume en la mitad de la anterior,
pero con intensidad semejante aunque de otro estrato.

Representa el descanso, la antesala
de la dinámica que lo arroja esperado;
los reajustes, los proyectos, la recarga,
la vigencia y actualización de caminos.

Un domingo ocurrió y muchos lo notaron,
algunos lo destacaron y otros tantos lo ignoraron;
tiempo atrás se hizo un trato, obsequiaste sin salvarte
y, con los años, todavía tu presencia va en aumento.

Un te espero

Si, pocas palabras abrigan de golpe;
pocas palabras inyectan calma con sólo evocarlas;
pocas palabras detonan emoción
por la simple labor de conjurarlas.

Palabras para construir mensajes
y definir ideas, recuerdos o planes;
palabras para oritentar y para marcar
pautas, caminos y sus medidas y certeza.

Orden de los recursos, es un aspecto
que no goza de tanta atención pero
es preciso cuidarle, todo puede generar
tiempos y escenarios paralelos si se limita
a arrojar fragmentos de pensamientos
ávidos y sin rumbo fijo que chocan por sus prisas.

Sonido o entonación, debe ser grandioso
que escribiendo se logre transmitir y capturar tal cual;
por ello el sonido cobra protagonismo,
porque una variante puede quererse fulminante y
se muestra esperanzadora;
en la entonación viven la apatía y el hastío
que la paz y la felicidad jamás afanarán.

Entonces, tus palabras Antonieta,
inyectan tanto en tan poco;
resultarán un mensaje muy completo
y de pocas partes, con un orden único
e invariable, de una entonación muy fina y calida
arrebatando la fantasía de un: "te espero", y dejando
sólo el sonido del eco que juega en
las paredes de la memoria.




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