viernes, 15 de agosto de 2014

El por qué vendo hotchos

Lo hago porque me recuerdan la noche más magnífica en la que he estado.
Flores, compartir medio litro de nieve viendo "Diario de una pasión", serenata; son generalmente indicadores de éxito. Yo no tenía precisamente los mismos recursos, pero ¡por Dios!, si tienes dos ases y acaban de bajar los otros dos, ¡tienes que apostar!
Tienes un solo tiro para el incapturable espécimen, lo fallas y cagaste. Te dan el penalti para evitar el descenso del equipo, lo mandas a la mierda y todo se va al horno.
Bien... ¡un concierto de Michael Bublé! Me van a disculpar, pero ese cabrón es como si fuera el musical de Christian Grey: todo sensual, todo funciona... ¡chingado! Simplemente no te va a dejar morir. Ok, uno no es ese dios griego del libro ni millonario, pero ¡es Michael Bublé!.
No sé por qué Bublé iba a comenzar tarde, así que me tomé el atrevimiento de sugerir una cena casera previa al recital: sorrentinos rellenos de jamón y queso, bañados con salsa bolognesa y muzzarella; vino tinto, todo a media luz, una terraza, la luna a full y el disco completo de Coltrane for lovers. Después sería el concierto y más vino, luego la Huasteca, más vino, Getz & Gilberto, más vino... ¡no mames!¡En estado de gracia!¡Tocado por Dios! Ya para esa altura iban a llover tulipanes y listo, ¡ciao!¡se chingó! Como campeón.
Era la diosa de la oficina, tan sólo verme con ella me convertía en deidad de algunos, pero eso no es suficiente, quería todas las palmas, sacarla del parque.
¡Qué preciosa mujer! Podría deshacerme buscando describirla, pero no sé si alcance, tendrían que verla. ¡Ay, nanita! Llegó un punto en que pensé en llevar cardiólogo al trabajo.
Pero así como las cosas funcionan, las cosas se pudren, son un fiasco.
Los sorrentinos fueron despreciados porque la muchacha había cenado (antes aclaro que nada tengo contra ningún alimento y benditos sean todos ellos) huevo con jamón, un chingo de salsa y refresco. Bien tenía alimento como para cuatro días. 
El vino no le gusta porque sabe gracioso... ¡hazme el chingado favor! Por lo pronto se chingó el vino con la pasta, con el concierto, con la Huasteca y con todo a la merde; a Coltrane le dieron puente y Bublé no tuvo su efecto porque no es tan bailable como las mamadas que proponen Armando Christian Pérez, mejor conocido como Pitbull, y Romeo Santos... ¡No mames!
Nos salimos del concierto porque la chica se había peleado regresando del baño porque una tipa le manchó la blusa; el tiempito al aire libre valió madre porque ella ya traía sueñito porque según estuvo de hueva el tipo este y, al chile, ya ni ganas del selfie para apantallar raza; ni la gas ni la lavada de pinche carro ni la boleada de zapatos... ¡valió ñonga!
La fui a dejar al quinto culo donde no había ni madres. De regreso el carro se apagó y ya no quiso prender. Caminé un huevo buscando un Oxxo para meterle saldo a esta madre (porque soy jodido) y poder pedir un taxi; comenzó a llover bien cabrón y yo con un hambre de la chingada porque no iba a tragar sorrentinos solo; seguí caminando todo pinche mojado hasta que topé con un carro de hotchos.

Lo que funciona, funciona aunque a veces deje de hacerlo; los fiascos, por terribles que sean, a veces son tan sólo el preámbulo de algo majestuoso.
El tipo bastante huevón me dijo: "aquí está el pan, acá las salchichas (sin albur). Prepáreselo como quiera". Terminé de prepararlo, me disponía a comer cuando noté que del otro lado del carro de hotchos estaba una mujer en condiciones similares.
- ¿Día difícil? - preguntó.
- Algo - contesté con esfuerzo - ¿Tú?
- Mal. ¿Por qué fue difícil tu día?
- Larga historia. ¿El tuyo?
- ¡Uy! ¿Deveras quieres escucharlo?
- ¡Bah! Si quieres.
- Bueno.
- Ajá...
- Me acabo de cambiar de casa y los mensos de la mudanza no hallaban el domicilio. Tardaron horas en dar.
- ¿Pues qué mudanza pagaste?
- Una muy jodida.
- Ok ¿y luego? ¿Qué haces acá? ¿Por acá te cambiaste?
- No. Mi novio me dejó.
- ¿Eh? ¿Por qué te dejó acá?
- Vive para estos rumbos, un tanto más lejos.
- ¡¿Y?!
- ¡Aaah! - suspiró, comió un poco y continuó - Pues lo llevé a la fuerza a ver a Michael Bublé, pero le da hueva y dice que es homosexual.
- ¡Órale! ¿Y luego?
- Mmm... ¿te gusta Bublé?
- No conozco mucho de él - ¡claro! ¡Hazte pendejo!.
- Pues a mí me gusta.
- Chido.
- En fin. Nos tuvimos que salir porque fuimos a comprar comida y cuando ibamos de regreso a nuestros lugares, accidentalmente choqué con una tipa que iba saliendo del baño, le manché la blusa, se molestó y me aventó la charola con la comida, lo que hizo que manchara la camisa de mi novio, se cagó y pues ¡vámonos!
- ¿Y de coraje vino a rumbarte por acá?
- ¡Ja! ¡No! - respondió y dio otra mordida.
Aún no daba una sola mordida a mi hotcho, después me contó lo que me contó y probé el mejor hotcho de mi vida.
- Veníamos para su casa porque se supone que me iba a quedar con él.
- Ajá...
- Pero ya que no pude comer en el concierto, pues tenía mucha hambre.
- ¡¿Vino y te dejó en los hotchos?!
- ¡Je! ¡No!
- ¿Entonces?
- Le venía platicando que tenía antojo de sorrentinos, le insistí y se encabronó más; me bajó y me dijo que no era un pinche restaurante.
- ¡¿Eh?! ¡¿Sorrentinos?!
- ¡Sí! ¡Pasta!
- ¡Sí, los conozco! Pero ¿por qué sorrentinos?
- ¡Ja! Porque horas antes escuché a mi vecino nuevo (el cual no conozco) ofrecerle sorrentinos a su novia (creo que era su novia, no sé), pero ella no quiso que porque había cenado huevo. Caminé, me pescó la lluvia y llegué a aquí. ¿Cómo ves?
- Pues por terrible que sea, debe ser el preámbulo de algo muy bueno.
- ¿Tú crees?
- Sí.
- Pues te creeré.
- ¡Ja! Deja cenar y ahorita nos vamos.
- ¡Ja! ¡Okeeey! ¡Provecho!

Relación

- Sólo venía media hora. De hecho no sé si sea buena idea que haya venido.
- Bueno, eso depende.
- ¿De qué?
- De lo que tengas pensado hacer en media hora.
- ¡¿Qué te pasa?! ¡¿Qué me crees?!
- Te creo la mujer más hermosa.
- Ja, ja... ¡No! ¡Espérate! Además, tengo una relación y no se ve bien que yo esté aquí.
- Yo también tengo una relación.
- ¡Ya ves! ¡Quítate! ¡Quédate con tu relación y respétala!
- Tengo una relación bastante extraña.
- ¿Qué tiene de extraña? ¿Es marciana?
- No. Me resulta de otro mundo, pero no.
   Verás, hay cosas exactas, métodos establecidos para obtener algo.
- No entiendo. ¿Qué cosas?
- Mmm... por ejemplo la distancia, la velocidad, el tiempo.
- ¿Qué con eso?
- Sí. Es decir, para obtener el tiempo divides la distancia entre la velocidad; la velocidad es distancia entre tiempo, y la distancia es velocidad por tiempo.
- Ajá...
- Bueno, contigo tengo media hora solamente.
- Ajá...
- Lo cual quiere decir que debo imprimir velocidad para ese tiempo.
- Ajá... ¿y?
- La distancia para un "nosotros", a pesar de tanta velocidad en tan poco tiempo, sigue siendo irrecorrible.
- Lo siento. Tal vez después, en otra vida.
- Es ésta.
- ¿Tú crees?
- Sí.
- ¿Por qué me besaste el día que nos conocimos?
- ¿Es reclamo? ¿Te pareció algo estúpido?
- ¡No! Pero quiero saber.
- ¿Quieres más café o ya nos vamos con algo más fuerte?
- ¡Ja! Café está bien. Mmm... algo más fuerte ¿como qué?
- Y no sé, lo que uso para limpiar el baño, tengo un litro de aceite para el carro.
- ¡Ja! ¡Tonto! Pues café entonces.

Sirvió el café, lo llevó hasta donde ella. Ella soplaba para intentar enfriarlo un poco.

- Me preguntas que por qué te besé...
- Sí - respondió mirando las ondas en su taza.
- Es bastante sencillo. Es la relación que tengo.
- ¿Cómo?
- Sí. La relación entre lo que recuerdo y lo que me pregunto.
- ¿Eh? ¿Cómo?
- Prefiero recordar tus labios que andarme preguntando a qué saben.

Ella sonrió, dio un último sorbo al café y apagó la luz.

- Bien, ya sólo tenemos 15 minutos - dijo ella un poco exaltada mientras desabotonaba su blusa.




lombardo

Nosotros

Antes de hacer recuento de esta historia que nos hemos mandado, antes que buscar una palabra para definirla, antes que todo: nosotros.

Ese amor tan único, tan mágicamente cotidiano y que al final nos ha permitido (detrás de montones de errores, de desatenciones, de agonías) mirarnos con la misma intensidad, con la misma ternura, con la misma inocencia que el momento en que nos descubrimos, que el momento en que supiste que era yo, que supe que eras tú, que supimos que juntos inventaríamos esta aventura.

¿Qué te parece? No espero una respuesta perfecta, pensada; entonces y ahora, basta tu brazo alrededor, tu sonrisa de buenos días, tu codazo de buenas noches.




lombardo

domingo, 8 de junio de 2014

Los torneos entre barrios son los mejores

Para cuando llegó la policía el ladrón ya había avanzado un tramo considerable. Entraron los oficiales y lógicamente la solitaria, por el detalle que es el que quiero platicar, ama de casa estaba exaltadísima.

– ¡Ay, nooo! ¡No puede ser! ¡No puedo creerlo! – gritaba la mujer caminando de un lado a otro cambiando cada tanto la mano en la frente y la otra en la cadera.
– Cálmese señora. ¿Está usted bien? – preguntó el oficial Manzur.
– ¡¿Cómo voy a estar bien, infeliz?! ¡Se acaban de meter a mi casa!

Eso terminó de joder lo que iba del día del oficial Manzur.

Alertando la reacción de su compañero, el oficial Dimas intervino.

– ¡Tranquilícese señora! Lo material lo vamos a recuperar, ahora lo importante es saber si no la agredieron.

La señora pegó un grito donde abundó la primera de las vocales, tomó aire, golpeó sus mejillas al mismo tiempo, encendió un cigarrillo, dio tres bocanadas, se enderezó y respondió.

– Perdóneme oficial. Ustedes cumplen con su trabajo y yo con mis pendejadas, pero entiéndanme un poco. Estoy muy asustada. ¡No! No me agredió. Lo que me encabrona es que… bueno… no sé si debería contarles…
– ¿Qué pasa? – preguntó el oficial Dimas mientras el oficial Manzur aún tenía la mirada anclada en los mozaicos del piso. – Estamos para protegerla, para asistirla. Puede confiar en nosotros – continuó el oficial Dimas.
– Bueno, es que… ¡Ay! ¡Me da pena! – comentó la señora ya serena, pero ahora con un semblante ruborizado.
– ¡Venga, señora! Tiene que cooperar – insistió el oficial Dimas luego de exhalar un poco de fastidio.
– ¡Ay, bueno! Lo que pasa es que hoy cumplo 3 años de casada y pensé que mi marido y yo tendríamos algo como una noche de bodas todo el día, pero el muy cabrón se fue a ver una Final de futbol.

Ese comentario provocó que el oficial Manzur despertara y la mirada del oficial Dimas se expandió, pero no hicieron comentario alguno y la señora continuó.

– Como este cabrón se fue y me dejó pues… ustedes saben… ¡inquieta! Pues me metí a bañar con agua fría. La cuestión fue…

Olvidé mencionar que la señora estaba de muuuy buenas carnes.

– … Fue que en la regadera y que el agua no se sentía tan fría, y ya con la untada de jabón, pues empecé a recorrer mi cuerpo con ambas manos y una se detuvo entre las piernas.

Los oficiales no podía creer lo que escuchaban y seguían atónitos.

– Ahí estaba cuando el imbécil que se metió a la casa dijo: "¡Ay, estúpida! ¡Estás bien sabrosa!"; ahí reaccioné y me cubrí con lo que encontré y le arrojé el champú, salí a corretearlo, pero el infeliz corrió más rápido y se salió. O sea ¡el muy pendejo me estaba viendo!

El oficial Dimas se compuso como pudo, pero el oficial Manzur seguía fuera de si aunque ahora con una mirada de rabia.

– Señora ¿vio la cara del sujeto? – preguntó el oficial Dimas.
– ¡No! Sólo sé que iba en mezclilla y con una playera roja. Bueno creo que sí lo alcancé a ver, pero no me acuerdo bien.
– Ok. Saldremos a patrullar a ver si lo vemos o alguien más lo vio.

Los oficiales recopilaron los datos pertinentes y se fueron, bueno el oficial Dimas y se llevó a su compañero Manzur.


– Manzur… Manzur… ¡Manzuuur!
– ¡¿Qué, güey?!
– ¿Estás cagado por lo que creo?
– ¡A huevo, cabrón! ¡Pinche comandante cagada!
– ¡Ya güe'! Es sólo un juego.
– ¡No mames! ¡Es la pinche Final! ¡Me va de la verga en muchas cosas y el fucho es en lo poco que la armo y me olvido de todo!
– Güey ¿crees que el marido se fue a ver esa Final?
– ¡A huevo, ojete! Es aquí en el barrio, por eso el cagada del comandante me mandó a patrullar, porque ese ojete vive en el barrio contra el que jugamos la Final; sabe que ando de goleador y el puto me manda a jalar.
– ¿Trajiste tus cosas?
– No, güe'; andaba todo cagado hace rato y me salí hasta sin tragar.
– Pos vamos aunque sea a apoyar a la raza; total si sale algo nos avisan por radio.
– Pos vamos, ya qué chingados.


El ladrón no conocía el barrio, amaneció ahí producto de una peda, pero igual quiso robar.

Salió corriendo y como no sabía para donde irse, corrió hasta llegar a un campo de futbol en donde había un chingo de gente presenciando una Final. Ahí estuvo mezclado entre la muchedumbre los últimos 15 minutos del primero y los primeros 25 del segundo.

El juego de ida en el campo del ahora visitante había quedado empatado a cero y ahora, hasta el minuto 25 del segundo, iban empatados a uno, pero el gol en patio ajeno le daba la copa a los forasteros.

En ese tan mencionado minuto 25 llegaron los oficiales Dimas y Manzur, el ladrón los miró y asumió que lo andaban buscando; se acercó a la banca local, quienes justamente jugaban con playera roja, y habló con el entrenador.

– Viejo ¡hazme un paro!
– ¡¿Tú quién chingados eres?! ¡¿No ves que estoy en una Final?!
– ¡Güeee'! ¡Hazme un paro!
– ¡¿Qué chingados quieres?!
– ¡Méteme a jugar!
– ¡Tas pendejo! ¡Vete a la chingada de aquí. Vamos abajo y tú engrosándola!
– ¡Güeee'! ¡Méteme a jugar, por favor! ¡Por el que más me parezca!

El entrenador, consciente de que en la banca sólo tenía 3 defensas y 2 medios lesionados, sus delanteros en el campo no daban una y el capo Manzur tuvo que trabajar, volteó a ver al tipo.

– ¿De qué juegas?
– ¡De medio!
– ¿Cómo te llamas?
– Dime "Tripa".
– Bueno Tripa, pide short, tachones, calcetas y espinilleras; vas a entrar como Pepe Manzur, vas de enganche, cabrón. ¡Haz algo a la mierda!

Salió la bola del campo, el entrenador pide el cambio y entró la Tripa a quien nadie conocía y, lógicamente, todos se sorprendieron.

– Oye Manzur ¿quién es ese? – pregunta el oficial Dimas.
– ¡Sepa madre! ¡En mi pinche vida lo había visto!
– ¡¿Qué mierda le pasa a tu entrenador?!
– ¡No sé güey! Debe estar desesperado; vino todo el barrio a verlos menos la vieja cachonda del robo.

Del 29', que fue cuando realmente entró, al 43', la Tripa jugó distraído mirando constantemente a los oficiales, hasta que el entrenador le gritó.

– ¡Tripaaa, hijo de la chingada! ¡Haz algo hijo de tu puta madre! ¡¿Para eso querías entrar, puñetas?!

A unas cuadras del campo la señora sabrosa que asaltaron, o bueno que se metieron a su casa, pensaba en voz alta.

– ¡Este pendejo ¿qué se cree?! ¡Aniversario y el puto viendo futbol! ¡Voy por este pendejo yaaa!

Tomó su bolsa y llaves, encendió el carro y se dirigió a la cancha. Llegó al campo a eso del 41', buscó a su esposo y por ahí del 43' lo halló abrazado del ausente goleador Manzur a unos metros de la banca local, y justo cuando comenzaba a zarandearlos: uno por ser el marido chilero y al otro por ser el policía chilero, gritó el entrenador.

– ¡Tripaaa, hijo de la chingada! ¡Haz algo hijo de tu puta madre! ¡¿Para eso querías entrar, puñetas?!

La señora se espantó, la gente seguía cantando y saltando; volteó a la cancha y aclaró memoria… ¡La Tripa había estado momentos antes viéndola bañarse y más!

– ¡Ése es! ¡Ése es!
– ¿Ése es quién? – preguntó el marido.
– ¡El cabrón que se metió a la casa!
– ¡¿Qué?! ¡¿Se metieron a la casa?!
– ¡Sí, pendejo! ¡Tú viendo futbol y a mí casi me matan!
– ¡No mames! ¡Sácalo Manzur!
– ¡Sí! ¡El pendejo ése está perdido en el campo! – dijo Manzur.

Justo cuando el oficial Manzur se disponía a meterse para levantarlo, la Tripa taponea a un contrario en medio campo, le sacó la de gajos, avanza, cubre la bocha, gira y sigue avanzando; pisa la bola, le hace caño a un defensa y avanza. Lleva 3 desparramados, le sale el cuarto, toca al "9", se desmarca y le devuelven la pared, pero un tanto larga y elevada y ya dentro del área; le sale el "6" contrario a rebanarlo, pero en el bote de la redonda le hace un sombrero; el esférico pica en el manchón penal donde llega el "2" contrario a mandarla al barrio siguiente, pero la Tripa alcanza a puntear y le hace caño. El portero que era un tren a la hora de salir, arranca como huyendo de la suegra, se lleva de corbata a la Tripa, pero éste logra tocar por arriba.

Se hizo silencio, ya no queda en el agregado; Manzur, la señora y el marido ya van corriendo hacia la captura del ladrón, la gente dejó de saltar y cantar y…

– ¡Gooooooooooooool! ¡La puta madre, pinche Tripa se mamó! ¡Gooooooooooool! – grita el entrenador.

Gol grita la gente y todos corren hasta donde yace la Tripa. El marido se adelanta junto con Manzur y Dimas que los alcanzó; la señora sujeta del brazo a su esposo.

– ¡¿Ganamos?!
– ¡Sí, amor! ¡Somos campeones!
– ¡Te amo, gordo! ¡Feliz aniversario!

Se abrazaron. Dimas y Manzur levantan en hombros a la Tripa y la gente haciendo masa, canta: "¡Diooo la cooopaaa, La Tripa dio la cooopaaa! Y del robo nadie se acordó.




lombardo


sábado, 19 de abril de 2014

La eficiencia de CFE

Para quienes crean que el servicio de la CFE no vale madre, aquí los contradigo.

Sobre el "27", entre Ocampo y Zaragoza, en aquella época, vendían unas tortas que creo que se llamaban: "Mexicanas"; ahora que lo pienso, y si mi memoria no me está mintiendo, pinche nombre tan creativo, pero bueno, las tortas estaban con madre, es decir, muy buenas.

Era de noche y esas tortas figuraban en el menú de la cena a efectuarse en el 134 de la calle Framboyán (que así se llama la calle aunque hasta hace poco me corregiste y ahora sé, como Roberto Carlos, que el árbol se llama Flamboyán) del Fraccionamiento Las Flores. La cena se demoró porque El Contador quería para él sus tacos de jamón en tortilla dorada.
Mientras La Maestra preparaba el platillo, el ahora Arquitecto junto al ahora conocido intrafamiliarmente como Nonito Donaire, se salieron a jugar futbol pateando hacia la portería que Los Hernández gentilmente y sin que fuese su finalidad, habían colocado: el portón de su casa; pinche portón hacía un ruidaso de la chingada con cada gol y, con seguridad, fastidió a más de un vecino.

La casa de Los Hernández no estaba terminada y por ende no vivían ahí, pero creo que cumplía con las prioridades: casa para reuniones y motel para el menor de sus hijos. Tenía el portón del que ya hablé y lo que hoy es su segunda planta, entonces eran blocks acomodados a lo pendejo, y ni tan a lo pendejo porque permitía el juego; se iba el balón para arriba y era posible subirse y rescatarlo. Los rescates de balón fueron numerosos. Usualmente cuando aporreábamos esa estructura metálica teníamos varios cómplices; esa noche no.

La regla era clara: gol, te pones.

Hacía un calor de la chingada, lo recuerdo porque algunos vecinos que ya ostentaban sus aires acondicionados, los tenían prendidos. La fecha no la recuerdo, pero ya dije que hacía calor.
En lo que La Maestra forjaba los de jamón, El Contador miraba "24 Horas", "Eco" o Las Gatitas en "A la cama con Porcel", vale madre.

Acababas de meter gol, te acomodaste en la portería, pongo a botar el balón y le dejo caer la derecha, esa derecha que con el tiempo, habiendo escuchado consejos, habiendo observado ejemplos y tras varias cheves, utilicé para mi primer baile "de caballito"... ¡ay, papel! lo que es la ponzoña, pero como dijo un buen amigo: "si le molestara ya se hubiera ido". Y bueno, ¡a chingar a su madre! ¡balón pa'rriba! Te apuntaste y acomediste a bajar el balón y te subiste en chinga porque conocías bien el territorio, ahí te escondías para espiar a la vecina ja, ja, ja, ja. El punto no es ése. Gritaste: "¡ya lo hallé!"; te respondí: "¡de ahí dale!", pero no había visto que estabas de espalda hacia donde yo estaba y, debo decir, ¡qué pinche puntería! ¡cayó en un cable del alumbrado público!
Creo que el destello que salió, ha sido lo más cercano que he visto a un abuket o a un poder de caballero del zodiaco. Del transformador, que debe seguir en el poste que está afuera de casa de Los Hernández, toda la línea hasta la Fresno, y casi toda la línea hasta la Sauz... ¡puuum, cabrón! ¡A la chingada la luz! ¡Toda la Framboyán a oscuras!

Al chile aún no sé cómo te bajaste tan en putiza, debió ser el conocimiento de territorio que mencioné; entramos corriendo hasta el cuarto y no pasaron 10 segundos cuando se escuchó la voz de El Contador: "¡¿Qué chingados hicieron?!". Eso sin duda era el preámbulo de algo no muy alentador, pero misteriosamente el viejo se enfocó más en que los climas de los vecinos los habíamos empinado y que más allá de que ya ni chingábamos, nosotros los íbamos a pagar.
Cenamos a oscuras, la cuadrilla de la CFE llegó rápido y en 10 minutos restablecieron el servicio; el viejo aún con la duda preguntó: "¿no se chingan los aires acondicionados?", -¡No! - respondió el jefe de cuadrilla. ¿Seguro? - insistió El Contador; - ¡No, señor! Esos aparatos tienen un mecanismo de autoprotección para estos casos que falla la corriente. Sepa la chingada si sea cierto eso, pero no pasó a más.

A lo que iba con todo esto es que la CFE es muy eficiente para las fallas de su servicio (incluyendo balonazos al cableado) y que esas pinches tortas estaban muy buenas.

Feliz cumpleaños Gera. Cuando vivíamos en el "8", entre tantos juegos que teníamos, uno era hacer supuestas portadas para supuestas películas. ¡No eran porno! aclaro; y aquí una gran portada:




No recuerdo cómo te dijo, pero eso de dejar la cuadra sin luz fue junto con tu compañero "pelos parados".




lombardo

lunes, 14 de abril de 2014

Antes que suene la alarma

¿Qué tanto nos dice un sueño? ¿Qué tanto ocurre y en cuánto tiempo?

Por ahí encontré que si se quiere recordar lo soñado, es bueno comenzar por cerrar los ojos antes de levantarse y una vez que se haya recordado lo suficiente, abrir los ojos y entonces levantarnos.

Veamos si es verdad que todo pasa por algo. En lo que se desplaza el camión de por la casa al trabajo y aunque voy a involucrar 3 temas: música, mujeres y futbol, seré breve.

Algo hacía sobre el sillón cuando relinchó el caballo blanco del que hablaba el señor Jiménez, salí corriendo atravesando aquel inmenso mundo donde crecí, lleno de moras, tamarindos y libélulas; en la espalda llevaba pegada con cinta la hoja con el "10" que alguien escribió por mí. Cuando me desvanecí a un costado del árbol, aparezco a instantes de anotar el del campeonato de ese recreo y, expectante, cerca de la cancha la sonrisa de la pequeña Silvia.

Patié con fuerza, con tanta fuerza que salió un destello. Cuando la luz cesó, reacciono que el balón viene hacia mí y lo hipnotizo con la interna de la derecha; el señor Esparza asegura que nunca se va a olvidar de alguien, la linda Celeste estornuda, aproxima en sus manos un obsequio y yo desde la mitad del patio vuelo por él y no logro alcanzarlo. Alguien tira de mi camisa para enderezar mi rumbo hacia el de los compañeros; el señor Tyler garantiza permanecer despierto para no perderse algo, yo mando la esfera de una esquina a otra y me desentiendo para sujetarme de la izquierda de Tania que tuerce su boca y baila; doy tres giros y llueve café, le pongo el pecho a la "5" y me refugio en la enorme brevedad de Ana y sus tenis rojos. Sus pisadas inventan el área, el balón asciende por entre la oscuridad y se torna en un sol de medianoche; impera en lo alto mientras al ras imperan los ojos de Alejandra que simplifican la jugada. Toco y me voy, me devuelve la pared el silencio, recibo sobre el manchón penal, piso la bola y miro a la grada; sin buscarte te veo, la coloco al ángulo, suena el despertador.

Cuando la sonrisa de Silvia, el estornudo de Celeste, la izquierda de Tania, la brevedad de Ana y la mirada de Alejandra, hubo un festejo. Han pasado el domingo, el olvido, la respiración, la lluvia y el sol; yo miro fijo a la grada, atento para festejar cuando aparezca el rostro aquél que soñando encontré sin buscarlo.




lombardo

jueves, 27 de marzo de 2014

Aprendiendo a usar el twitter

Para entendimiento y paz propia, escribir un tweet puede ser en promedio lo mismo que escribir tres haikus: 140 caracteres para una idea, como decir que tienes 140 bloques para levantar un edificio; la estructura puede quedar, pero no sé si bien cubierta, sin descobijar puntos esenciales y, sobre todo, que sea un edificio.
¡Bah! ¡Hagamos el intento! De arriba a abajo y de regreso:

Publicar un nuevo Tweet                                      x
Camino: Tu cabello. Tus ojos. Tu boca. Tu cuello. Tu pecho. Tu cintura. Tu cadera. Tu sexo. Tus rodillas. Tus pies. Tus rodillas. Tu sexo...

Después puedo añadir foto, una ubicación; no me quedan más caracteres... Twittear.
Es esto y tal vez el retweet de la foto de un montón de flores que miran como asciende un globo que dice: "Te amo".




lombardo

martes, 18 de marzo de 2014

Carnaval toda la vida

"Sólo te pido que te vuelvas de verdad y que el silencio se convierta en carnaval". Los Fabulosos Cadillacs.

A cualquier edad algunos ya saben qué quieren hacer de su vida, yo no.
Me fui siguiendo a la mayoría avanzando hacia algún punto que desconozco y de pronto me pregunto: ¿realmente me gusta? ¿realmente me apasiona lo que hago?

Durante un tiempo lo difícil era escuchar, los que tenemos, que nos llamaran por nuestros dos nombres: algo hicimos mal. En ese tiempo el primer lunes de mes había revisión, igual llegó la libertad de elegir. De un tiempo a acá ya no se tienen; ahora es el cabello aburrido, el atuendo triste y el comportamiento gris, y todo por haber crecido. Alguien decidió que con la edad la gente debía apagarse.

Sencilla vida cuando pequeños: discutes, duermes, vuelves a jugar.
Lo que hacemos de este lugar es tal vez una tragicomedia que vamos heredando; una herencia que dejan personas que supieron extinguirse entre preocupaciones y apariencias.

La ansiedad por presumir las macetas quebradas, los techos saltados, los recados anónimos, el recién aprendido modo de doblar cartas; lo cambiamos por oscuras miradas que vociferan muchos arreglos, trabajo y cantidades, mientras intentan ahogarse en una o tal vez dos tazas de café.

¿Y qué nos queda? Refugiarnos en la imaginación, donde los cielos y los horizontes los alcanzamos y se parecen tanto a una mañana soleada, a una tarde de viento, a una noche de fuego; donde la vida tiene un fondo musical, llueve cerveza y los árboles tienen hojas de tortilla y su fruto son cortes de carne.

Ese mundo donde sembramos litros de mezcal y nos cobijamos con rebanadas de pizza. Ese mundo donde nuestros tontos discursos son abordados por tonterías mayores seguidas de júbilo y festejo. Ese mundo donde las bandas de guerra son batucadas y las disputas por territorio se resuelven en un partido de futbol o de playstation, para los que somos más huevones.

Nos comunicamos porque eso es lo que las personas hacen, sin prejuicios que te prohiben bailar o simplemente saludar, y te despides con una sonrisa porque importa el momento.

Toda esa melancolía la repaso en la cabeza mientras miro con atención cómo desciende la cheve del cuarto embudo que me zumbo, alrededor brincan y ríen algunos, otros chocan sus tarros y gritan como espartanos; entre sacudidas de bachata y reggaeton tantas lindas mujeres tienen alterados a mis coterráneos marcianos.

Cada que vengo a estos eventos me acompaña un cardiólogo. Las mesas son pista y las cubetas sirven para mucho más que portar agua. Todos los carnavales del mundo aquí desembocan. Sin ensayos previos los coros y las coreografías se forman, y esta escultural rubia de porcelana me grita al oído canciones de Tropical Panamá y de Mister Chivo.

Me hice acompañar de una modelo, una baterista y una doctora para hacer todos y cada uno de los pasos de la "Macarena"; mi maestra de historia está bailando "Payaso de rodeo" junto con mi vecino el juez.

Aquí hacemos lo que creemos que debe ser. Si leíste el mensaje, caele; este pex va pa' largo.




a. lombardo

Recuento

Los recuentos no son más que placebos para la nostalgia.

La memoria se manifiesta y sí,
se muestra el mundo donde el tiempo es aparte;
se muestran los días de veredas, de flores, de parques,
de árboles, de sombras, de manzanas, de algodones;
días cuando colocabas todas mis quejas
en la burbuja número 500 de tu goma de mascar
y las hacías volar para darme a cambio
una veta con olor a cereza.

No considero que se haya hecho tarde
ni que esos cúmulos naranjas jueguen en contra;
tantas cosas te evocan y sigo creyendo
que bastará vernos para resolver
que el resto lo inventaremos juntos.

Sí, igual disfruto los sonidos, los colores, los aromas;
nada de esto me condiciona.
Sí, estás en mis múltiples pláticas
de lunes, de jueves, de viernes;
y al final de tu participación, sonrío
por la certeza de coincidir en las tuyas los mismos días
o el resto de la semana.

Sin importar lo que sea, ten presente
que cada que nos encontremos
tendremos nuevas ideas, cosas nuevas,
una nueva versión nuestra, evolucionada,
que seremos siempre tú y yo y una libreta en blanco.




a. lombardo

miércoles, 5 de marzo de 2014

Por eso el cielo

Con el abuelo coincidí poco tiempo. Según recuerdo, él falleció cuando yo tenía 6 años. El viejo tenía una envolvente habilidad para explicarlo todo, y esa habilidad la disfruté para darle respuestas a la curiosidad que poco a poco lograba que me interesara por el mundo.

Aquí quiero contarles algo que el viejo me compartió y que parece un déjà vu porque ahora el tiempo me da la oportunidad de contárselo a mis nietos.

- Abuelo ¿por qué el cielo es azul y blanco?
- Bueno hijo, lo que pasa es que Dios…
- ¡Ay, abuelo! ¡Ya vas a inventar cosas!
- Ja, ja… ¡no, hijo! Lo que te voy a decir es verdad, pero muy poca gente lo sabemos.
- ¿Seguro, abuelo?
- ¡Claro!
- Está bien. Cuéntame.
- Te decía, Dios creó el universo, creó a los ángeles, creó al hombre…
- ¿Diosito?
- Sí, hijo. Diosito.
- ¡Ohsu!
- Los ángeles eran muy felices hasta que Dios creó al hombre y lo mandó a vivir en la Tierra…
- ¿En la tierra? ¿Como hormigas?
- Ja, ja… no, hijo. En la Tierra, nuestro planeta.
- ¡Aaah! Bueno ¿y qué más?
- En ese entonces la Tierra era un lugar en blanco; aunque la biblia dice que Dios creó todo y al último al hombre, la verdad es como te lo digo, lo vi en el Yutuvi. Dios decidió que el hombre iba a vivir ahí y después le iba a poner los árboles, el sol, el cielo, todo. Como Dios mandó al hombre a la Tierra, algunos ángeles se molestaron y se pusieron en contra de él. Esos ángeles que se enojaron comenzaron a hacer monstruos y los mandaron a la Tierra para asustar a los hombres, lo que provocó que Dios se enojara con ellos, pero en lugar de castigarlos les habló para preguntarles lo que querían y cómo podían arreglarlo.
- ¿Y esos ángeles cómo se llaman?
- ¡Espérate!
- Ok.
- Llegó Lucifer, que era el jefe de los malos, junto con Drácula, El abominable hombre de las nieves, Pie grande, El hombre lobo…
- Pero dijiste que a los hombres los mandó a la Tierra y ahora estás diciendo que hay un hombre de nieve y otro lobo…
- Bueno es que los ángeles malos convencieron a unos de ser como ellos.
- Ah, ok.
- Cuando llegaron, Dios escuchó lo que querían y propuso jugar un partido de futbol de los ángeles malos contra los buenos y el ganador pondría sus condiciones. Los buenos defendían al hombre.
El estadio estaba a reventar, la cosa es que los malos por malos pusieron de condición que con el empate también ganaban que porque el gol de visitante valía doble.
El equipo local se paró en la cancha con un 4-2-4: el portero era Hahaiah; los centrales eran Hazael y Mabael; lateral izquierdo era Achaiah, y el derecho Cahetel. Los contenciones eran Nanael y Nithael. Arriba un espectáculo: Mebahiah tirado un poco atrás de los otros 3, un genio, un mago con el balón, un artista; sus compañeros le mandaban palos, piedras, bultos, y él todo lo convertía en esculturas, cuadros, postales. Un jugador por el que no dudarías en salir de la cancha, ir a la taquilla y pagar otro boleto tan sólo porque lo vale verlo jugar. Adelante de él estaban Vehuel, Yerathel, y el capocannonieri  Lauviah, todo lo que pegaba iba a gol.
Los malandros jugaron un 3-5-2: Lucifer en la puerta, por derecha Angul, el central era Baal, y por izquierda Apepi. El medio con dos contenciones: Ibwa y Mammon; por las bandas: Soplo por izquierda, y Mush por derecha; el cerebro era Abbadon, otro genio que con balón al pie parecía que iba inventando sinfonías. Arriba Samael y Seth.
- ¿Cómo te acuerdas de todos esos nombres si están bien difíciles?
- Tu abuelo tiene buena memoria.
- Ji, ji, ji.
- El partido estaba con todo, el ambiente inmejorable. En las tribunas estaba el reto entre la hinchada celestial contra la hinchada demoniáca; y cantaba la celestial: "¡Yo sin ti no sé qué haría, eres tú toda mi vida… siempre te seguiré y yo te alentaré en todos lados. Somos tan diferente a los demás!"; y contestaba la domoniáca: "¡Diosito no lo entiende, somos incomparables. No hay más como nosotros, nunca nos van a igualar jamás… Vamos ángeles tenemos que... ga-nar!".

Al minuto 16 Mush se sacó de encima a medio equipo contrario, se mandó una jugada digna de todas las palmas, digna de todas las flores, digna de todos los piropos… ¡jugadón! Recuperó el balón en la mitad de la cancha luego de que Vehuel quiso conducir, se barrió Mush y lo mandó de cabeza al pasto; tan pronto se incorporó, le salió Nithael y le hace túnel; pega sprint, se topa a Nanael que venía decidido a rebanarlo, pero llegó tarde y se comió el mismo gesto que su compañero de posición; este ingeniero estaba construyendo túneles a montones. Iba en diagonal hacia su parcela y Hazael le quiso poner fin a lo que les estaba pintando en sus caras, pero Mush pisó la bocha, metió cuerpo, giró como si estuviera en pleno ballet y continuó su trayecto. Ya sobre la banda levantó la de gajos, le hace un sombrero a Achaiah y cuando parecía que el defensa se recuperaba, aparece el pie derecho de Mush para hacerle otro sombrero y para cuando el lateral giró, ya le habían hecho el tercer sombrero. Ni los simpatizantes de los visitantes podían creer lo que estaban viendo, con balón controlado ya dentro del área rival, Mush desparrama a Mabael y cuando Hahaiah sale a achicarlo, éste toca atrás para que ya sólo la rozara Seth. ¡Goooooooooooooool, goooooooooool! la tribuna visitante se avalanzaba hacia el campo y bailaban y se burlaban de los locales.
Todavía no terminaban de festejar cuando Mammon le entrega el esférico a Abbadon quien recibe de espaldas a 3/4 de cancha, de un sólo movimiento se saca a Nanael, pega un zurdazo al que no llegaba nunca Hahaiah… ¡0-2!... y la demoniaca: "¡goooooooooooooooooooooooooool! ¡Diosito no lo entiende, somos incomparables. No hay más como nosotros, nunca nos van a igualar jamás… Vamos ángeles tenemos que... ga-nar!". Así terminó el primer tiempo.
Los locales no la vieron nunca en los primeros 45. Ahora sí que sólo Dios sabe lo que se dijeron en el vestidor, pero para la segunda parte Dios creó lo más hermoso que va a ver uno tratándose de futbol.
Nanael, Nithael y Mebahiah se encargaron de todo; los contenciones lo cortaban todo, recuperaban y buscaban al genio, que hasta hoy puede decir que puede jugar sin delanteros.

- Espera, deja prendo un cigarro.
- Ok, abuelo. ¿Me dejas apagar el cerillo?
- ¡Ja! Ese es tu trabajo, no debes andar preguntando.
- Ji, ji, ji… Gracias, abue'.
- Eres el consentido porque te gusta el futbol, pero no le digas ni a tus primos ni a tus hermanos, ¿ok?
- Ji, ji, ji… nunca, abue'.
- Bueno. ¿Recuerdas el gol de Maradona?
- ¿El mejor de los mundiales? ¿El del "Barrilete Cósmico"? ¿El de "genio, genio, genio, está, 'tá, 'tá, 'tá"? ¿El de "Gracias Dios por el futbol"?
- Ja, ja, ja, ja… ¡Sí, ése!
- ¡Claro que sí, abuelo! ¿Por?
- No, sólo pregunto si lo recuerdas.
- ¡Ay, abuelo!
- Ja, ja, ja. ¡Mentira! Mebahiah decidió bajar a recibir un saque de meta, pisó la bola y se dirigió a sus compañeros: "¡Amigos! Tenemos que calmarnos; recuerden que estamos defendiendo la decisión de papá y sabemos cómo hacerlo, pero tenemos que calmarnos y dejar que fluya lo que venimos a hacer. Hay muchos ángeles apoyándonos. Vamos a sacar el juego. ¡Venga!". Hahaiah le toca la bocha y comienza el gol maradoniano, pero más mejor: túnel - sprint - dribla uno, dribla dos, dribla tres - túnel - cubre - domina - sombrero - sprint - pisa - túnel - dribla uno, dribla dos - saca a Lucifer y a cobrar… ¡goooooooooooooooooooooooooooool! Así suena la canción que más te guste, igual que el mejor gol que puedas ver, igual que el primer beso de tu novia…
- Abuelo, pero yo no tengo novia.
- Pero vas a tener un día.
- ¡Ohsu! ¿Y va a estar bien bonita?
- Si está nalgona es mucha ventaja.
- ¡Ay, abuelo! ¡¿Por qué nalgona?!
- Ya lo entenderás.

Y el tiempo le dio la razón al viejo.

- ¡1-2¡ Quedan 35 del segundo, los locales presionan con todo. Nanael presiona y carga a Abbadon, Nithael lo barre, lo levanta por encima de las nubes, recupera el balón justo fuera del área grande de su campo, levanta el cuerno y contempla a Mebahiah que le marca el pase como para que el balón llegue a la espalda de los centrales derecho y centro. Mebahiah acelera y Nithael le pone el balón donde la imaginación de ambos acordaron, lo controla de aire con la derecha, le sale Apepi, pero antes de que el balón toque pasto da dos dominadas, lo eleva un poco, le hace sombrero al defensa y cuando la de gajos venía cayendo… ¡puuum! Le imprime el empeine derecho en las costuras, y aunque Lucifer voló, el balón sólo encontró calma en la suavidad de la red… ¡goooooooooooooooooooooooool! ¡goooooooooooooooooooooooool! ¡goooooooooooooooooooooooool! ¡goooooooooooooooooooooooool! ¡gooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooool! ¡Dios santo! ¡2-2! ¡Regresaron los buenos! ¡Les falta 1 y quedan 30!

- Abuelo ¿vas a prender el cigarro?
- Je, je… ¡sí! ¿Viste que el fuego es azul de abajo y amarillo arriba?
- ¡Sí! ¿Ya lo apago?
- Sí.
- ¿Y luego abuelo?
- Pasaron 20 minutos y el partido estaba muy cerrado. El acuerdo había sido muy claro: 11 vs 11 y sin cambios.
- ¡¿Y eso?! ¡¿Por qué?! ¡¿Y si alguien se lesionaba?!
- Pues eso pasó. Seth pisó mal y el tobillo se le hizo sandía…
- ¡¿Sandía?! ¡¿En serio?!
- Ja, ja, ja… ¡sandía!
- ¿Y cómo podía correr?
- No podía, por eso lo tuvieron que cambiar. Cuando iba a salir, Ibwa y Mammon convirtieron sus tobillos en jícamas…
- ¡¿En jícamas?! ¡Ohsu!
- ¡En jícamas! Y así hicieron 3 cambios, logrando meter jugadores que estaban frescos y podía correr más. Entraron Drácula por Seth, el abominable hombre de las nieves por Ibwa, y el hombre lobo por Mammon…
- ¡Ah! Ahora entiendo por qué andaban ahí.
- ¡Exacto! Y los 3 jugaban muy bien. Drácula recibe de espaldas en los límites del área grande, gira con todo y marca, pega un derechazo y deja la portería como gelatina…
- ¿De qué sabor?
- Vaya, no tal cual gelatina sino como… mmm… ¿Viste como se le ven las pompis a doña Norma la vecina cuando sale a caminar?
- ¿Que se pone unos shorts bien chiquitos que se le meten en la cola?
- ¡Ándale!
- ¡Oooh sí! Se le mueven mucho, abuelo.
- ¡Eso mero!
- ¡Aaah! ¡La portería se quedó moviéndose mucho!
- ¡Exacto! El balón salió disparado hasta la media cancha, justo al pecho de Mebahiah. El genio le pone el pecho, antes de caer le confecciona un sombrero a Angul y cuando iba cayendo la pelota, le hace un túnel a Baal; esto apenas cruzando la media cancha y de ahí le mete la externa de la zurda con mucha fuerza, el balón parecía que iba a irse hasta la esquina, pero agarró un efecto impresionante, hizo un arco de todos los colores tan bonito que a Dios le gustó y ahí nació el arcoíris. El balón se fue siguiendo ese arco de colores y cuando llegó a su fin, encontró la portería de los malos.
Ya ves que dicen que al final del arcoíris hay un tesoro, bueno esa es la realidad: el arcoíris lo dibuja un balón de futbol y el tesoro es el gol.
¡Gooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooool! ¡3-2! ¡Los buenos dieron la vuelta! ¡Quedan 3 minutos! ¡El hombre se va a quedar en la Tierra!
- ¡No manches, abuelo! ¡Van a ganar los buenos!
- Sacan los malos, tocan y tocan, meten un centro al área desde medio campo y brincan Drácula y Hazael, pero cuando Drácula sintió que Hazael luchaba con él, tuerce su cuerpo y se tira hacia delante… ¡Piiiiiiiiiiiiiii! ¡Pe-nal-ti!
- ¡¿Qué?! ¡¿De dónde, abuelo? si los dos van al choque! ¡No estás viendo!
- ¡Cálmate, hijo! El árbitro así lo vio.
- ¡Pero abuelo, no se vale!
- El árbitro dice que tirando el penal se acaba el juego. Si empatan, por gol de visitante, ganan. La hinchada local está en silencio; la visitante brinca y canta, agitan sus pañuelos azules y amarillos… ¡Drácula coloca el balón, Hahaiah se mueve sobre la línea de meta; Drácula se quita el sudor, el árbitro acomoda a los demás jugadores; Drácula se prepara, corre, pone la de apoyo, va a sacar el derechazo, se persigna y… Drácula se empieza a derretir; Drácula pega un tirito escurrido y desaparece, Hahaiah corre, agarra el esférico y el árbitro silba el final! ¡Los buenos ganaron! ¡La hinchada local agita sus banderas rayadas blancas con azul! ¡A Dios le gusta el uniforme de los locales , les da la alegría y el cielo. El cielo lo pinta azul y blanco! ¡La tristeza y el infierno es para los malos!
- ¡¿Por eso el fuego es azul y amarillo?! ¡¿Por eso hay fuego en el infierno?!
- ¿Cómo ves?
- ¡Entonces el cielo es azul y blanco porque Dios es Rayado, y los tristes e infernales son los Tigres!
- ¡Ahora ya lo sabes!
- ¡Gracias, abuelo!

Como les dije: el tiempo le dio la razón al viejo.




a. lombardo