domingo, 25 de marzo de 2018

Oblivion

Vos sabés que quien muere luchando vive en cada unx de sus compañerxs, y sentí la necesidad de contarte que por primera vez estaría convencido que la muerte me alcanzaría, y me encontró así, en paz y bien preparado, solo esperaba que el corazón fuera ahogándose y mi vista permitiera contemplar por última ocasión una sonrisa, y por primera ocasión en mucho tiempo, tan plena, sin cosas por cumplir ni palabras ni lugares y comenzara la música y lxs amigxs a chocar los tarros.

No somos otra cosa que instantes, eso precisamente condiciona al amor y al odio, al repudio y a la exaltación a un episodio en particular y por completo.

Cansa y jode, y jode mucho intentar mentalizarse o no dar con la manera de estar bien con saber que hay sequía en algún lado mientras acá llueve.

No supiste ser nada más que vida y tu alma se pudrió de ella, y aún en esa instancia te atreviste a generarla y serás siempre todas las sonrisas de la historia descritas en la tuya.

Vos con tanta imaginación y no hallaste ejemplo mejor que luchar, poner el cuerpo y construir, desangrarte para alimentar el ideal de un mundo posible; vos con toda la rareza, esa que poquísimas personas logran reunir jalando una canastilla y copando el súper, oliendo las frutas y devolviendo un gesto que grita todos los platillos; esa que una mano lleva hacia atrás del oído y la otra hacia los latidos y el pensamiento en 3 o 4 compases.

Capaz nos vemos de nuevo, capaz no te libras de mí en ningún universo, pero te quiero ya, en éste, y te quiero en cada mundo posible, en todas las direcciones y en todas partes te quiero igual, antes que todo lo destinado a no ser y primero que toda esa gente destinada a reconocerse.

Por ahora estarás en mis ideas de café o en mis recuerdos de cigarrillos, y si entonces ocurre antes, vamo' al frente y que los pendientes sigan esperando al resto de nuestras vidas.