cómo aunque ya hayamos pasado lo mismo,
el pavor siempre halla un lugar envidiable
para esta premiere de dudas.
Es de destacar cómo el mundo que ensayamos
se colapsa cuando nos cuestionan por instancias
probables; pero de tantos fallos, a veces empiezan
a tomar tintes de impensables y no las presupuestamos.
El error más grande es dar asilo a la inseguridad
porque no queremos rayar en lo pesado,
pero desconocemos dónde y hasta dónde habitan
la firmeza y el temple.
Si se nos llama, lo último que esperan
es un sujeto inhibido en la búsqueda de
discursos que expliquen lo que ya se vio y
les convenció a acercarse.
¿Hablar de qué? ¿de las intenciones?
¿del por qué con ellos y no con alguien más?
o al igual que buscan su solución entre 30,
uno ansía su oportunidad en 1 millón
para sólo unos cuantos.
Puede ser también que se detecte la obligación,
que sumerge y va empolvando al deseo y al ideal,
haciendo más remota la calma.
Bueno, hay que esperar sus conjeturas,
no hay más que agregar; pero en cada ocasión puede
plantearse un mejor escenario, donde sí, hay carencias
pero la gracia y el destino les sonríe, pues la pieza
necesaria, recién llegó a hablar de dónde se puede estar
y hacia dónde se va a llegar.
gatts