Temprano y de mañana

Sales creyendo que ha arribado el momento,
o consumiendo tus pensamientos en lo que ya
sólo figura para aprender; descartas el movimiento,
te garantizas todo con la lucidez de ser temprano y de mañana.




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Nos perseguimos

Una inquietud que generan las diferencias
se manifiesta desde mucho antes
de creer entenderla y se desata
vestida en hostilidad y vacíos triunfos.

Todo transcurre y prevalecen los tintes bélicos,
aunque morfen o se actualicen sus cimientos,
esta necesidad de conflicto
nunca abandona a ningún bando.

Desde siempre lo notamos
y es una constante procurarlo,
epopéyicas hazañas o trágicos resultados conseguimos,
no importa si es hábito o es juego, igual nos perseguimos.




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Retirada

La inconveniencia de las palabras
o su calidad de innecesarias,
la contundencia de los recuerdos
o su calidad de invaluables.

Lo interminable del tiempo
o su calidad de implacable,
lo fascinante de un pensamiento
o su calidad de incuestionable.

La magnitud de una ausencia
o su calidad de nostálgica,
la precisión del vacío
o su calidad de irreparable.

Defectos y virtudes propios e inminentes,
en cada evento discrepancias y similitudes,
ligeros o efímeros, agónicos y finitos,
palpable y distante, plácidos y memorables.




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Quedarte a donde estabas

Quedarte a donde estabas y
retener ese brillo intenso y propio
que desde el instante te distinguió
en un efímero firmamento, inmortalizándolo.

Que el tiempo y espacios no fueran
irónicamente cortos y reducidos
en un mundo que incita a tanto
y que arroja lo impensable.

Quedarte a donde estabas
en la indiferencia o lo desapercibido,
cerrando caminos al consumidor trajín
de pensar y querer descifrar.

Quedarte a donde estabas
para sostener que hay cosas por siempre ajenas,
contemplarlas a distancia y
aplaudir la suerte del resto y reservar.

Pudiera ser la mejor fórmula para
blindarse y rechazar grises matices,
o también la más adecuada para dejar correr
coloridos torrentes de plenitud e inspiración.

Es preferible quedarse a donde se está
capturando totalmente las intersecciones del destino,
que quedarse a donde se estaba
lamentándose de un magnífico sino.




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A un costado

Una vez más justo a un costado
subir para concretar intenciones
una intensa marea que mucho calla,
mucho porta y mucho permite.

Justo a un costado nacen deseos,
se alimentan otros tantos,
justo ahí las cosas cobran un brillo distinto
y el tiempo camina con una escolta incontrolable.

Pensaba medios exactos que despertaran
ideas parecidas con detalles nuevos y únicos,
y arrojar a un costado de esa gris colina
el método posible y encontrar sus respuestas.

Hay aspectos determinantes que coinciden,
lo que provoca esto yace en extremos en cada oportunidad,
patrones que exigen volver a presentarse
pero enfrentándose a un reflejo aprendido.

Y aunque es extraño respetar lo aprendido
por priorizar un impulso, una corazonada,
es cierto, tanto se golpea una piedra
hasta que termina por quebrarse.

No puede culparse a lo que esté a un costado,
fue un criterio quien le alertó,
fue un deseo quien alzó la voz,
fue la realidad quien imperó.

Falto y olvidado, sobrevaluado e inmerecido,
se postran los extremos e igual debe continuar,
avanzando hacia arriba y atento al entorno,
sin tanta diferencia y un lúgubre retorno.




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Vals para Carolina

Alegre y plena contempla y la contemplan,
una espera que en un punto apareció
para motivar un mundo y un sentido,
y que hoy no hay como desprenderle.

Ya ha sido bocetado de mil formas
y de vez en vez modificado su pauta,
llegan los deseados, los necesarios
figura el sentimiento por encima de los ensayos.

Una inmensa tira de imágenes y recuerdos aparece,
son evidentes la ilusión y el trayecto,
las preocupaciones ya no tienen cabida,
y las ocupaciones se acentúan.

Las viejas dudas empapadas de terror
se han vuelto motivo de reiterada felicidad,
acaparado por saber que hacer y cómo afrontarlo
a escasos momentos decide solucionarlo.

Nunca se destacó por ser su habilidad y su gracia,
cuando fusionó mundos para traer otro,
disfrazó en afecto y prudentes gestos,
más hay ternuras que no tienen barreras.

El andar lo reconoce pero no lo domina,
no es una ejecución vistosa
e ignora a quienes les miran;
importa estar para ese vals,
ese vals para Carolina.




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Harry's

El placer de contemplar y ser parte
de una danza bien improvisada,
aunque denote montones de ensayos,
correcciones y sentimientos.

Un tenue matiz melódico, propio y que entibia,
figuras armónicas que viajan con seguridad,
alejando viejos deseos y aproximando
nuevos preámbulos y posibles relatos.

Un breve y fuerte lazo rojo
suficiente para comenzar,
un leve rastro bicolor y reconfortante,
y el esbozar de una plenitud atenta a todo.

Un curso iniciando con incomprensiones,
continuando con afirmaciones;
cuadros que funden un lapso y
extraños presentes que trascienden.

La cercanía con la frontera del enigma,
los límites hacia el encanto,
la prontitud de un conjunto que dispara horizontes,
y la magia de verlo cobrar vida.

La danza se debilita para algunos
y recién explota para tantos,
la charla aproxima todo y
logra almacenarlo.




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La finestra

Sin más o sin tanto que agregar,
bien dicen que se cierran puertas
y se abren ventanas, y acá
cumplió y nada más.

Un rústico aire predominaba,
aspectos precisos y otros escuetos,
la charla igual se edificaba,
la paciencia de a poco la menguaba.

Intentar por caminos familiares,
viables por las condiciones en que figuraron,
priorizando en los participantes,
la calidad de lo obtenido no cobró interés.

Hay aspectos que guían a otros destinos
y de intenciones que su identidad permite ver,
seguramente en mucho no es lo mejor, más
la imagen forjada inspira a volver.




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Un pueblo de album

De fragmento a fragmento
la gente se adueña de un mundo
complaciente e inequívoco,
que mas allá de proponer, permite.

El mismo espacio nuestro,
desplazando el sol se convierte en espacio de ellos,
y ante el profundo mirar de la luna
y su atrevida sonrisa, le hallamos otra cara.

Ya se esparce el humo y se lleva
las conjeturas de una añejada convicción de paz encontrada,
retumban las desgastadas ruedas
de un experimentado e inerte testigo
que desplaza ilusiones, expectativas,
nostalgias, alegrías y demás.

Corre el azúcar que engalanaba un capricho,
se aceleran y se cansan las inocencias,
y todo vuelve a ocurrir, desde las historias
que adoptan mis pasos, hasta quienes
arribaron a enmarcar su sentir.

Y cada detalle que se captura
era la intención o el acontecer de alguien más,
van formando un album tan completo
fragmento a fragmento de un mundo
ajeno y de todos, complaciente e inequívoco,
y que al final del día propone y permite.




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El dolor del trago

Para sellar una amistad o para
encontrar un desconocido e interminable valor,
para resolver de mil maneras las mil
cuestiones que la vida demanda,
para confirmar un temple inquebrantable o
para disfrazar una frustración.

Para festejar el éxito del juego,
para concretar un acuerdo,
para ocultar y ahogar una tragedia;
para etiquetar una alegría,
para acompañar una anecdota o
para asintir un recuerdo.

Para descubrirse con asombro,
para declararse inédito o
mostrarse en constante andar;
para distorcionar los gestos
gracias a un amargo sabor o un intenso dolor;
amargo el sabor, es inminente,
el dolor no siempre, y eso por el origen que lo pueda sustentar:
una laguna, vestigios de la suerte, marcas de la pseudobravura
manipulada por la estupidez, dialogos fallidos o erróneos,
o la evaporación del bienestar que una palmadita
en la espalda baja puede evidenciar.




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Amor en San Miguel

Hay sensaciones inconfundibles
y que generan memoria,
se ayudan de múltiples señales
para magnificar su presencia.

Hay una sensación que aunque
asista en reiteradas oportunidades,
aparece siempre distinta y renovada
y con memoria propia de cada ocasión.

Difícil describirle a detalle
porque cuando empiezan los escenarios y situaciones
alguna desconocida figura arrebata,
captura, irradia y propone.

No es algo propio de un lugar,
este fresco sentir abunda,
no exige cubrir requisitos,
ni postrar ademanes explícitos.

Es un hecho que el ambiente influye,
reconocer cúmulos de tiernas luces
desplazándose e interactuando sobre
cálidos colores y sugestivos rincones.

Desconocer o ignorar el mundo
explica pero no justifica;
es inocente y normal valorar la belleza y serle fiel,
como es inocente y comprensible pasar un tiempo
y en cada oportunidad reconocer que
el amor se experimenta fácilmente en San Miguel.




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Descansar, dormir

Ignorar o dejar para otro momento,
repasar y retomar cuando el proceso cese,
conseguir una sin entregarse a la otra,
arribar a lo segundo en la ausencia de lo primero.

Interpretación:
Lo primero puede dar plusvalía a lo segundo,
pero puede también concluir en algo parecido
pero interminable y consevar su esencia.

Ejecución:
Para lo primero es necesario retirar nudos,
para lo segundo sólo falta hacerlo,
premiando caminos e indicadores.

Necesidad:
Ambas cosas se requieren
más no son referencia entre si;
descansar no siempre lleva a dormir,
aún durmiendo puede estarse distante del descanso.




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Sólo como en casa

Rumbos amables pese a su incertidumbre,
viejos conocidos de parca compañía,
renovados anhelos que reconocen pasados,
correcciones precisas que arriban entre agradecimientos.

Una perspectiva, una responsabilidad,
por momentos se aleja y pierde en
incomprensibles oscuridades, y el
gélido silencio les regresa.

Rodeado de tanto e inalcanzable,
cubriendo aspectos a detalle y sin descuido,
expuesto a multitudes alentadoras,
sumergido en algo irreconocible.

Todo como debe y sin riesgos,
partiendo correspondiendo las atenciones,
fugaces presencias que se despiden,
vestidos que no coinciden;
destaca el espacio y las diferencias del habla,
y la soledad que se respira, asemeja el hogar.




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Sueño en verde

Pie a pie con seguridad avanza,
recorría el escenario convencida del mundo
y del tiempo que la recibía.

La certeza en sus trazos, postura propia
ante el matiz que la distinguía, y para
sobreponerse a todo pausaba, sonreía.

Atento a cuestionamientos y peticiones,
bellas formas e incesantes aromas;
parado frente al flujo de responsabilidades
y entregado a los discursos de ilusiones.

Una delgada figura colmada de inocencia,
una distraída contemplación colmada de mesura,
un sueño pleno a color verde
y rescatar una breve aproximación.

Muchas veces el ocio, preferiblemente la claridad,
determina el verde como vida;
la patria lo exige como esperanza,
yo lo entiendo como patria, claridad y esperanza,
por la suma que un sentir alcanza,
por recurrir a él de vez en vez y desde hoy,
por afrontarlo, por rescatar, por guiar de vuelta,
por el lapso en que fue casa.




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